Era una masa rocosa y amorfa
suspendida en la nada
aunque conservaba
un sol en el núcleo
incontenible poder
en el centro de mi ser
hasta que llegaste
de una lejana dimensión
causando conmoción,
abriste la caja de los truenos
el caos creativo irrumpió
sin frenos,
tus vientos de enérgica ternura
invadieron mi corteza,
estremeciste mis placas
infinitos sismos y réplicas,
partiendo mis colinas,
agrietando mis praderas,
erupciones incandescentes
elevándose hasta mis esferas,
volcanes rugiendo
escupiendo
bolas de fuego,
oleadas rojas y humeantes
avanzando con paso desvastante,
revolviste mis nubes,
soltaste huracanes,
mientras el caos de energía
se incrementa,
se muestra el poder de las tormentas,
latigazos eléctricos golpeando,
trastornando
mis campos magnéticos,
poderosos vientos
resoplando de sur a norte,
mientras, una corte
de aves de fuego,
parten mi cielo,
se alza el imponente tornado
levantando todo a su paso
en espirales ascendentes,
impone su música estridente,
remolino de poder sin igual,
cargado de fuerza total,
la grandeza del agua
empieza a brotar,
nacen caudalosos mis ríos,
como las cuerdas del desafío,
llenas mis abismos
con el mar de tus ojos,
apagas la furia de mis cráteres
rojos,
con tu prana sin medida,
me regalas océanos de vida,
en sus profundidades
un increíble paisaje
de submarinos volcanes,
que en artísticas y divinas explosiones
causan las inexplicables emociones
en la majestuosa danza
de fuego y agua,
enviando tsunamis
a inundar las costas
con blancas caricias
bañan la divina roca
en la cual dejan
surcos las olas…